Llega la guitarra

Hoy, a las nueve menos diez de la mañana, suena un timbre insistente, impaciente, tres veces: Riiiiiiiing, riiiiiiiiiing, riiiiiiiiiiing…

Yo seguía todavía en pijama, por supuesto. No pensaba salir hasta las 10:30, ya que tengo el examen de nivel de alemán para el curso intensivo a las 11:30.
Voy a abrir la puerta del automático, en pijama, y me contesta una alemana con voz borde: -Paaaakeeeeeeeet!
Le abro la puerta, y me dice: Sie müssen runter!/Tiene que vnir abajo! Y yo pensando: «Mierda….»
-Moment bitte! Me vito, me pongo unos pantalones y un jersei de cualquier manera y bajo a bajo lo más rápido que puedo. A medio camino, la borde me suelta: Langsam, langsam./Lento, lento. Waren Sie noch ins Bett?/¿Estava (usted) todavía en la cama?
-Ja… Es ist noch früh…/Sí, es pronto….
-Ich hatte’s mir gedacht./Me lo imaginaba.
-Nicht schwer, ich hab zu viele Arbeit und ich muss sie machen./No pasa nada, tengo mucho trabajo y tengo que hacerlo.
Un poco bordes estos alemanes, ¿no?

Mis padres me enviaron la guitarra al piso hace unos días. Por fin, ya ha llegado a alemania, también con un bastón nuevo y el dimo, para marcar cosas en Braille!

Aprovecho esta entrada para hacer un par de reflexiones sobre los últimos días. Os hablaré un poco sobre la última que me ha pasado en el piso. El hecho es que intentaba cocinar una tortilla con frankfurt y el fuego no se calentaba, porque tenemos dos fuegos y uno calienta muy poco. No entiendo por qué, pero es así. Pero estuve media hora maldiciendo el fuego este, porque no es normal que no caliente… si a eso le sumamos que para tener agua caliente hay que abrir el calentador durante 20 minutos y luego apagarlo para no gastar luz, que luego el agua caliente sale hirviendo y que la nevera es diminuta… Bueno, tengo un piso un tanto peculiar. No es que sea malo, pero es peculiar… Y hay cosas a las que no tiene que acostumbrarse. Esta semana tengo que lavar la ropa, comprar… He descubierto un supermercado que te trae directamente al piso en el horario que les pidas. El problema aquí en Alemania, es que la carne fresca, en los supermercados normales donde esperas encontrarla, no la encuentras. Igual con la fruta y la verdura. Si vas a un súper encontrarás quizás plátanos, manzanas… y poco más. El aceite, por supuesto, de girasol. Nada de de aceite oliva, eso es un producto mediterráneo… A no ser que lo compres en un Biomarkt, como el que he descubierto.

A ver si hoy, cuando vaya a clase, conozco a más gente. ¡Ya va siendo hora! Y ahora, a tocar la guitarra un ratito…

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