Ayer Sergio y yo nos fuimos al concierto de Santiano. Debo decir que fue una experiencia maravillosa, no solo por el hecho de ir a ver a una banda que me encanta, si no porque ya tocaba. Quiero decir que después de la universidad, de los primeros días que pasé en Saarbrücken, de las dificultades que he tenido, tocaba algo así. Un concirtazo lleno de energía positiva, música celta, sonidos del mar, un tío tocando el Diggeridoo (instrumento australiano muy antiguo hecho a partir del tronco de un árbol) y mucho cantar, gritar y quedarme sin voz. Tocaron más de 30 canciones en las 2 horas que duró y lo tengo todo grabado para poder recordarlo después de unos años. Sergio y yo lo pasamos en grande y me siento realmente afortunado de poder haber asistido a este conciertazo de Santiano. Y conciertazo, es poco.