Hoy hemos ido a ver el fútbol en Kaiserslautern. Kaiserslautern fue en su tiempo un equipo importante y, por lo tanto, tienen un estadio bastante bueno. Una vez estaba en la universidad con stefan (un compañero invidente de Saarbrücken) y me preguntó que si era futbolero. Yo le dije que no mucho, pero que a veces sí que veo el fútbol.
Me dijo que un día podríamos ir a ver el fútbol en Kaiserslautern, que tienen un buen estadio y los partidos están comentados para ciegos, a base de unos auriculares que te dan y un aparatito que conecta con una cabina donde describen el partido para ciegos. Hoy era el día.
Al principio iba a ir con sergio, pero como sergio no pudo me fui con Sébastien. Sébastien es un colega de la uni que viene de Francia, también de Erasmus, y es muy simpático.
Sébastien me fue a buscar al piso a las 9:30 y nos fuimos en coche hasta Kaiserslautern. Cuando llegamos, fuimos a tomar un café en un sitio que se llamaba Barbarosa (sí, suena español pero no) y ahí nos encontramos con stefan y sus amigos. Stefan y su hermano Christian son ciegos, y son los únicos ciegos que conozco en saarbrücken, por cierto. Fueron también 2 amigos suyos más, Martin y Julian. Todos son gente súper agradable y honesta.
Cuando llegamos al estadio, había ya muchísima gente, incluso en el barbarosa había grupos animando a su equipo, un grupo del unión Berlín y todo, que es el equipo contra el que jugaba hoy el Kaiserslautern.
Llegamos al estadio, subimos arriba del todo hacia la tribuna sur y empezamos a ver el partido. Los comentarios eran buenísimos, la verdad es que ayudaban muchísimo a seguir el partido. Además en Alemania se vive el fútbol muy intensamente, era un estadio grande y había muchísima gente por todos lados animando a su equipo, los de Kaiserslautern a la izquierda y un grupo pequeño de unas 1500 personas del nión Berlín a nuestra derecha. ¡El Kaiserslautern ha ganado 3 a 0! Y cada vez que marcaban un gol, nos levantábamos y la gente gritaba y los comentaristas animaban al público por los altavoces enormes del estadio.
Después del partido hemos comido en un restaurante griego, donde he comido genial: Un plato mixto de carne con salsa de yogur y arroz, una ensalada griega y una cerveza enorme. Después Sébastien y yo hemos cogido el coche y hemos vuelto hacia Saarbrücken, riendo y charlando por el camino.